islas Galápagostortugas en las islas galápagos

En un archipiélago remoto en el Pacífico, un grupo de científicos está investigando tecnologías modernas para regenerar hábitats degradados, apoyar a la agricultura local y contribuir hacia el desarrollo insular sostenible.

Las Islas Galápagos, en Ecuador, reciben cientos de miles de turistas cada año, en gran parte debido a las emblemáticos animales y plantas que habitan en ellas, como la tortuga gigante, el pinzón de Darwin, y los bosques de Scalesia (el “árbol de la margarita”). Estas especies son endémicas, ya que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, y tienen una relación única pero frágil con su entorno. Sin embargo, no tanto se conoce sobre la población humana del archipiélago que coexiste con esta flora y fauna, y depende económicamente del turismo.

Históricamente, el aislamiento, la aridez y la escasez de agua en las Islas Galápagos ha sido un factor limitante para el desarrollo de la población local humana. Debido a esto, los primeros habitantes que se asentaron en las islas trajeron consigo plantas de cultivo y animales domesticados para su supervivencia, y desafortunadamente algunas como la mora, la cabra y el guayabo se convirtieron en especies invasoras que actualmente están teniendo un efecto devastador sobre el entorno natural. La degradación del medio ambiente amenaza con extinción a las especies endémicas del archipiélago y a los servicios ecosistémicos vitales para la supervivencia del ser humano.

Objetivos de desarrollo sostenible

Afortunadamente, la Fundación Charles Darwin se dedica a proteger la biodiversidad de Galápagos y contribuir hacia el bienestar de la población humana mediante diversas líneas de investigación. Entre ellas, el proyecto Galápagos Verde 2050 investiga métodos sostenibles para restaurar estos ecosistemas a su estado natural y promover prácticas sostenibles agrícolas en la comunidad local. El equipo identifica sitios de estudio, retira plantas invasoras, siembra plantas nativas en zonas áridas y degradadas, y apoya a los agricultores locales en la plantación de cultivos con el uso de tecnologías ahorradoras de agua.

Una de estas tecnologías, Groasis Waterboxx, recoge y retiene agua (de riego o lluvia) y la suministra de manera lenta mediante una mecha que va directamente a las raíces de la planta, evitándose así el desperdicio de cualquier exceso de agua y aprovechando todos los recursos de la zona. Estudios recientes han demostrado que, con tecnologías como la Groasis, las plantas sembradas en zonas áridas tienen una probabilidad de supervivencia más del triple mayor en sus dos primeros años de vida. Además, estas tecnologías de ahorro de agua pueden reducir costos en al menos un 34% en la restauración de bosques en lugares remotos y con recursos bajos, como lo son las islas Galápagos. Es decir, invertir en tecnologías como estas maximiza recursos para reforestar zonas áridas y apoya a la agricultura local con una solución ecológica y económicamente viable, contribuyendo hacia varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Adicionalmente, el proyecto Galápagos Verde 2050 trabaja con la comunidad local joven, educando sobre la importancia de conservar plantas nativas y endémicas que no solo hacen del archipiélago un importante atractivo turístico, sino que también sostienen al entorno natural y al ser humano. Estrechar el enlace entre la ciencia, la conservación y la comunidad motiva a las siguientes generaciones a mantener esta convivencia con el medio ambiente, y a continuar desarrollando prácticas sostenibles para preservar a la naturaleza, y al ser humano, a largo plazo.

Foto por Sarita Mahtani-Williams

Sobre la autora

Sarita Mahtani-Williams es una bióloga que cuenta con una maestría en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Exeter, Reino Unido. Trabajó en las Islas Galápagos durante dos años en la restauración y conservación de plantas. Actualmente escribe artículos científicos, e investiga temas en desarrollo sostenible, con un enfoque en islas y plantas.